Artículo por Tatiana Ospina
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La Gestión del Conocimiento, similar al desarrollo de la vida misma, nos permite, en términos sencillos y prácticos, generar estrategias para que el saber-hacer de las personas se potencie y pueda pasar de generación en generación; agregando valor a través del aprovechamiento de la interdisciplinariedad y la experiencia, en función del logro de objetivos y generación de ventajas. Tal como lo exponen Bolliger y Smith (2001), “Es una metodología de gestión organizativa que contempla las actividades que permiten lograr los objetivos. Estas actividades son: crear, recoger, almacenar, distribuir y aplicar conocimiento.”
Si bien es cierto que la Gestión del Conocimiento se concibe como una estrategia organizacional o una metodología de gestión, es importante tener presente que el eje fundamental de la misma son las personas, dado que es allí donde reposa el conocimiento, y son estos los encargados de nutrirlo a partir de las reflexiones, aprendizajes y puestas en práctica (experimentación). Es así como se evidencian la necesidad de motivar y desafiar el aprendizaje organizacional, además de promocionar y habilitar herramientas y recursos para que el conocimiento fluya y sea aprovechado al máximo, requiriendo de un actor estratégico en el proceso, llamado: Gestor del conocimiento.
El Gestor de Conocimiento tiene como objetivo principal administrar el conocimiento clave de las organizaciones, de tal manera que las áreas, procesos y proyectos puedan identificarlo, crearlo, almacenarlo, compartirlo, protegerlo y utilizarlo para el desarrollo de las actividades y funciones.
De cara a la administración del conocimiento, el Gestor de Conocimiento utiliza herramientas, metodologías y habilita espacios que permitan:
- Planificar acciones para mapear el conocimiento clave o crítico de la organización, así como los colaboradores expertos que poseen dicho conocimiento, sus repositorios, taxonomía y sucesores o pares.
- Organizar el conocimiento de tal manera que pueda clasificarse, codificarse y actualizarse de manera eficiente y constante; así como facilitar el uso y apropiación por parte de los colaboradores involucrados e interesados.
- Dirigir y promover el uso de conocimiento, generando espacios, físicos y digitales, que permitan la interacción entre colaboradores, procesos, proyectos y departamento. Así como generar sensación de urgencia e importancia a nivel organizacional sobre el valor del conocimiento y los riesgos e impactos que puede generar su pérdida o fuga.
- Controlar o verificar el aprovechamiento del conocimiento y las dinámicas organizacionales que permiten la apropiación y eficiencia de las acciones planeadas; así como la generación de acciones correctivas y preventivas en función de proteger, preservar y darle continuidad al saber-hacer organizacional.
Finalmente, la administración del conocimiento organizacional requiere del Gestor de Conocimiento el desarrollo de habilidades proactivas, tales como empatía, comunicación asertiva, relaciones interpersonales, manejo de emociones y tensiones, pensamiento creativo y crítico, toma de decisiones, apertura, flexibilidad, curiosidad por la tecnología y por los procesos internos de la organización.
Bibliografía:
Bollinger, A. S., & Smith, R. D. (2001). Managing organizational knowledge as a strategic asset. Journal of Knowledge Management, 5(1), 8–18. https://doi.org/10.1108/13673270110384365