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¿Cómo funciona el autoaprendizaje de estudiantes como emprendedores? Estos son algunos consejos prácticos

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De acuerdo con el World Economic Forum para el 2027, 23% de los trabajos cambiarán, se crearán 69 millones de puestos de trabajo y se eliminarán 83 millones.

Sostenibilidad, innovación, desarrollo, impacto, son algunas de las tantas ideas que crecen con fuerza en ecosistemas empresariales modernos, en donde, ya no solo basta con tener un buen producto o prestar un servicio de calidad, sino que la verdadera evolución está en ser una organización que se adapte a las necesidades sociales y tecnológicas que exige el futuro. Pero para ello, también requieren de nuevas generaciones preparadas para adaptarse e influir en los cambios venideros y no ser un simple trabajador más.

Es importante señalar que el futuro se adelantó si se tiene en cuenta que la pandemia aceleró en el mundo los procesos de digitalización. De acuerdo con el World Economic Forum para el 2027, el 23% de los trabajos cambiarán, se crearán 69 millones de puestos de trabajo y se eliminarán 83 millones, de una muestra de 673 millones de puestos de trabajo que cubrió el estudio en el 2022.

 

Incluso, de acuerdo a un informe realizado por Microsoft, el 96% de una serie de empresas encuestadas en Colombia admitió haber desarrollado nuevas tecnologías en su organización debido a la situación por la que se pasaba, siendo las áreas de ventas, mercadeo y recursos humanos las que más se transformaron.

Teniendo en cuenta esto, la necesidad de que haya estudiantes mucho más preparados para estos desafíos es cada vez mayor, sin embargo, para ello, hay que romper los moldes de la educación tradicional. Algo, que desde hace algunos años viene haciendo CEIPA con UBFlex, una metodología innovadora que parte de la idea de ‘Learning by Doing’, es decir, aprender haciendo y que se estructura bajo las ideas de ubicuidad, educación teórico-práctica y el emprendimiento.

 

Para Diego Mauricio Mazo Cuervo, la educación superior clasificada según las mediaciones –presencial o virtual- es anacrónica y no se corresponde con las realidades del momento, ni con las tendencias en materia de la cuarta revolución industrial y la transformación digital.

 

“En ese sentido, la educación en esta época debería ser un proceso continuo en ambientes discontinuos o en múltiples ambientes. La ubicuidad, como principio, permite que el proceso de aprendizaje se desarrolle con la participación de actores ubicados en diferentes lugares y con una comunicación que puede darse en diferentes momentos o en tiempo real. De esta forma, la distancia o ubicación geográfica deja de ser un obstáculo para participar en un proceso formativo y son los estudiantes quienes pueden elegir la mediación de acuerdo a sus necesidades, intereses y motivaciones”, destacó Diego Mazo.

Lo importante, más allá del tema de la ubicuidad, es también el comprender que esta metodología se caracteriza por dos cosas: la primera, es la de impulsar el autoaprendizaje, puesto que los estudiantes deben centrar su enseñanza en la interactividad con los materiales dispuestos en ambientes como las plataformas digitales, buscando así, que estos espacios también jueguen un papel protagónico en su ritmo de aprendizaje. Luego, está el tema del aprendizaje colaborativo y la co-creación, una opción que es guiada por el docente, quienes es el que realiza frecuentes encuentros sincrónicos con sus estudiantes como charlas magistrales –en el aula física y/o en plataforma virtual-, asesorías, debates en tiempo real, talleres, entre otros espacios, para influenciar el desarrollo de un trabajo grupal con diferentes miradas.

 

Algo que no es menor, teniendo en cuenta que al cierre del año pasado esta institución de educación superior contaba con más de 5.800 estudiantes, de los cuales, el 70% tomaban sus clases de forma virtual y se encontraban localizados en 20 países y 174 ciudades de Colombia.

 

Asimismo, la ruta de enseñanza que trazan los maestros es única, puesto que está centrada en los propósitos de aprendizaje (competencias) y en la metodología de educación teórico-práctica, pero compuesta de una amplia gama de alternativas de mediación en la comunicación y de diversos ritmos del entender.

En ese sentido, los estudiantes aprenden bajo un modelo de educación teórico-práctica, que va de la situación real empresarial (problémica) a la teoría (árbol de ideas) para luego concretar este aprendizaje en la NAVE (la aplicación del conocimiento). Por último, sustenta sus avances y soluciones al problema para verificar el nivel de apropiación de la competencia (sustentación).

 

 

“Con este modelo no buscamos personas que únicamente vengan a estudiar. Nuestro propósito es formar estudiantes con capacidades de emprender, de aplicar los nuevos modelos de aprendizaje en su vida, pero sobre todo, que contribuyan a la transformación de la educación en el país y en el mundo, y que le apuesten a su crecimiento personal y profesional”, señala Diego Mazo.

 

De esta manera, UBFlex se caracteriza por estar orientado a desarrollar las competencias del siglo XXI y el enfrentarse a los cambios de la economía, gracias a la personalización del aprendizaje, a la idea de ‘Learning by Doing’, y al hecho de resolver situaciones que suceden en el día a día de cualquier compañía.

 

Además, más allá de los conocimientos técnicos o la experiencia necesaria para ejercer en cualquier cargo en la actualidad, este tipo de metodología también apunta a impulsar un hecho muy relevante para las empresas en estos momentos: las capacidades transversales; Es decir, las habilidades blandas como el pensamiento analítico, la innovación o el aprendizaje activo, las cuales, se presentaron como las que serán de mayor demanda en el año 2025, según el Foro Económico Mundial (WEF) en su tercera edición del “Informe sobre el futuro de los trabajos”.

En ese sentido, los estudiantes aprenden bajo un modelo de educación teórico-práctica, que va de la situación real empresarial (problémica) a la teoría (árbol de ideas) para luego concretar este aprendizaje en la NAVE (la aplicación del conocimiento). Por último, sustenta sus avances y soluciones al problema para verificar el nivel de apropiación de la competencia (sustentación).

 

“Con este modelo no buscamos personas que únicamente vengan a estudiar. Nuestro propósito es formar estudiantes con capacidades de emprender, de aplicar los nuevos modelos de aprendizaje en su vida, pero sobre todo, que contribuyan a la transformación de la educación en el país y en el mundo, y que le apuesten a su crecimiento personal y profesional”, señala Diego Mazo.

 

De esta manera, UBFlex se caracteriza por estar orientado a desarrollar las competencias del siglo XXI y el enfrentarse a los cambios de la economía, gracias a la personalización del aprendizaje, a la idea de ‘Learning by Doing’, y al hecho de resolver situaciones que suceden en el día a día de cualquier compañía.

 

Además, más allá de los conocimientos técnicos o la experiencia necesaria para ejercer en cualquier cargo en la actualidad, este tipo de metodología también apunta a impulsar un hecho muy relevante para las empresas en estos momentos: las capacidades transversales; Es decir, las habilidades blandas como el pensamiento analítico, la innovación o el aprendizaje activo, las cuales, se presentaron como las que serán de mayor demanda en el año 2025, según el Foro Económico Mundial (WEF) en su tercera edición del “Informe sobre el futuro de los trabajos”.

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