Artículo por Cristian Soto Jáuregui
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Las organizaciones y empresarios que han enfocado sus esfuerzos en la creación de valor compartido, bajo una perspectiva en la que los resultados económicos y financieros se convierten en un medio para aportar a la construcción de una sociedad más equitativa y a la protección de la salud planetaria, han realizado transformaciones importantes en sus comportamientos, derivadas de la promoción de nuevos conjuntos de valores y virtudes que se comparten entre sus integrantes y grupos de interés.
Al observar las interacciones de estas organizaciones con su entorno, encontramos que han desarrollado culturas organizacionales orientadas a la ética, que se legitiman principalmente gracias a la congruencia de sus discursos, la definición de sus valores y objetivos, con las acciones, estrategias y prioridades que se incluyen en su propuesta de valor, en muchas ocasiones, a través de la integración de cadenas de valor responsables con todos los interesados.
Por ejemplo, al referirnos al movimiento del capitalismo consciente, Raj Sisodia y John Mackey (sus fundadores), han definido la cultura de las organizaciones afines, como un asunto de conciencia social, definido por el acrónimo TACTILE, que en inglés corresponde a las características de Confianza (Trust), Responsabilidad (Accountability), Cuidado (Caring), Transparencia (Transparency), Integridad (Integrity), Lealtad (Loyalty) e, Igualdad (Egalitarianism).
Por otro lado, las características de las culturas de Organizaciones emergentes de creación de valor compartido se pueden enmarcar en una serie de virtudes en el contexto del modelo corporativo de virtudes éticas:
- Claridad sobre los comportamientos esperados en diferentes ámbitos.
- Congruencia de los jefes directos o supervisores, liderando desde el ejemplo y las acciones responsables.
- Congruencia de la alta dirección con los valores que son promulgados y las acciones que se llevan a cabo.
- Factibilidad de aplicar en todos los puestos de trabajo los valores organizacionales basados en la ética.
- Capacidad de apoyo para obtener el bien común de todos los integrantes.
- Transparencia en la identificación de los comportamientos que parten (o no) de la base de los valores compartidos.
- Capacidad de diálogo sobre las mejores prácticas en cuanto a la ética y responsabilidad que se llevan a los comportamientos de las personas.
- Sistema de estímulos y compensaciones que buscan valorar (o sancionar) los comportamientos que respondan (o no) a los valores compartidos.
Tanto los rasgos culturales distintivos de las empresas que usan la filosofía del capitalismo consciente (TACTILE), como las que se orientan hacia las virtudes éticas o incluso, aquellas que van desarrollando su cultura sin alineación previa, siempre que mantengan su propósito superior, logran la construcción de culturas legítimas a partir de la promoción de acciones congruentes que ponen al ser humano y al planeta en el centro, como el fin de sus acciones de participación, colaboración, transparencia y de la rendición de cuentas que permiten visibilizar los resultados en las dimensiones de la sostenibilidad (social, ambiental, gobernanza y económico), a través de la publicación y divulgación de sus reportes hacia todos los stakeholders.
Si tu organización busca la creación de valor compartido, recuerda crear una cultura alineada a sus valores y propósito superior. Empieza por averiguar si la cultura organizacional responde a las virtudes éticas. Diligencia este formulario y nos comunicaremos contigo: https://forms.office.com/r/Edb9w5xWGe para realizar una medición sin costo para tu organización.